Déjalo ir...
... y deja que fluya. Es más fácil decirlo que hacerlo. Cualquier persona que haya dado el salto y se haya mudado a Fuerteventura o a cualquier otra localidad extranjera, sabe que, dejarlo ir, se ha convertido en un compañero permanente, en el pasado y puede que todavía lo siga siendo en el presente. Has dejado atrás tu vida habitual, la familia, los amigos, el trabajo, el hogar y todo el entorno al que estabas acostumbrado para viajar a otro mundo. La actitud lo es todo, ya que los desafíos, la mayor parte del tiempo, son muchos y complejos. Surgen cuestiones que nunca antes te habías planteado, aparecen situaciones que nunca antes habías experimentado. Y puede suceder que, mientras te estas acostumbrando a los procedimientos y estructuras habituales, tu viaje se vuelva algo accidentado. Sin embargo, independientemente del resultado, habrás aprendido y acumulado experiencias que nunca podrías haber aprendido de un libro. La experiencia, ya sea positiva o negativa, sigue siendo una experiencia que te llevará más adelante en tu camino de la vida.