Ordenador y cerebro

Expirado

El marco conceptual de la cibernética se desarrolló en una serie de encuentros legendarios en la ciudad de Nueva York, conocidos como las Conferencias de Macy. Estos encuentros  -especialmente el primero, en 1946-  fueron extremamente estimulantes, y reunieron a un extraordinario grupo de personajes altamente creativos que se enzarzaban en intensos diálogos interdisciplinarios para explorar nuevas ideas y formas de pensar. Los participantes se dividieron es dos grupos principales. El primero se formó en torno a los cibernéticos originales y estaba constituido por matemáticos, ingenieros y neurocientificos. El segundo  grupo lo constituían científicos de las humanidades que se agruparon alrededor de Gregory Bateson y Margaret Mead. Desde su primer encuentro, los cibernéticos hicieron grandes esfuerzos para salvar el abismo académico que les separaba del área de las humanidades.

Norbert  Wiener fue la figura dominante a lo largo de las series de conferencias, impregnándolas de su entusiasmo por la ciencia y deslumbrando a los demás participantes con el brillo de sus ideas y de sus ,a menudo, irreverentes planteamientos. Según varios testigos presenciales, Wiener tenía la desconcertante costumbre de quedarse dormido durante las discusiones, llegando incluso a roncar, aparentemente sin perder el hilo de lo que se decía. Al despertar, podía hacer de inmediato penetrantes comentarios o señalar inconsistencias lógicas. Disfrutaba plenamente de las discusiones y de su papel central en las mismas.

Wiener no solo era un brillante matemático, era también un filosofo elocuente (en realidad, su licenciatura por Harvard era en Filosofía). Estaba profundamente interesado por la biología y apreciaba la riqueza de los sistemas vivos y naturales. Miraba más allá de los mecanismos de comunicación y control, hacia mayores pautas de organización y trataba de relacionar sus ideas con un amplio espectro de aspectos sociales y culturales.
John von Neumann era el segundo centro de atención  de las Conferencias de Macy. Genio de las matemáticas, autor de un tratado de teoría cuántica, fue el iniciador de la teoría del juego y obtuvo fama mundial como inventor del ordenador digital. Poseedor de una poderosa memoria, su mente funcionaba a vertiginosa velocidad. Se decía de él que podía comprender la esencia de un problema matemático casi instantáneamente y que podía analizar cualquier problema -matemático o practico- con tal claridad, que toda discusión posterior resultaba innecesaria.
En los encuentros de Macy, Von Neumann estaba fascinado por los procesos del cerebro humano y veía la descripción del funcionamiento cerebral ,en términos de lógica formal, como el reto definitivo para la ciencia. Mantenía una confianza tremenda en el poder de la lógica y una gran fe en la tecnología, buscando en su trabajo las estructuras lógicas universales del conocimiento científico.

Von Neumann y Wiener tenían mucho en común. Ambos eran admirados como genios de las matemáticas y su influencia en la sociedad era mucho mayor que la de otros matemáticos de su generación. Ambos confiaban en sus mentes subconscientes. Como muchos poetas y artistas, tenían la costumbre de dormir con lápiz y papel cerca de sus camas y usar las metáforas de sus sueños en sus trabajos. No obstante, estos dos pioneros de la cibernética diferían substancialmente en su enfoque de la ciencia. Mientras que Von Neumann buscaba control y programa, Wiener apreciaba la riqueza de los patrones naturales y buscaba una síntesis conceptual de conjunto.
De acuerdo con estas características personales, Wiener se mantenía alejado del poder político, mientras que Von Neumann se sentía muy a gusto cerca de él. En las Conferencias de Macy, sus distintas actitudes frente al poder, especialmente el poder militar, fueron el origen de crecientes fricciones que llegaron a cuajar en ruptura total. Mientras que Von Neumann permaneció como asesor militar durante toda su carrera, especializándose en la aplicación de ordenadores a sistemas de armas, Wiener acabó su trabajo militar poco después de la primera Conferencia de Macy. “no pienso publicar ningún otro trabajo” escribía a final de 1946 “que pueda causar daño en manos de militaristas irresponsables.” (…)
Cuando los cibernéticos exploraban patrones de comunicación y control, la dificultad en comprender “la lógica de la mente” y expresarla en lenguaje matemático era constantemente el tema central en sus discusiones. De este modo, y a lo largo de una década, las ideas clave de la cibernética se desarrollaron a través de un fascinante intercambio entre biología, matemáticas e ingeniería. Estudios detallados del sistema nervioso humano condujeron a representar el cerebro como un circuito lógico, con las neuronas como sus elementos básicos. Esta visión resulto crucial para la invención de las computadoras digitales, cuyo avance tecnológico proporcionó a su vez la base conceptual para un nuevo enfoque del estudio científico de la mente. La invención del ordenador por John von Neumann y su analogía entre computación y funcionamiento cerebral están tan íntimamente ligadas que resulta difícil decir cuál fue la primera.
El modelo informático de actividad mental se convirtió en la visión predominante de la ciencia cognitiva y dominó toda la investigación cerebral durante los siguientes treinta años. La idea básica era que la inteligencia humana se asemeja a la de un ordenador hasta tal punto que la cognición -el proceso del conocimiento- puede definirse como procesamiento de datos; en otras palabras, como manipulación de símbolos basados en un conjunto de reglas.
Esta predicción era tan absurda hace treinta y ocho años como hoy en día, pero, no obstante, sigue siendo ampliamente aceptada. (….)
Puesto que Von Neumann y los primeros cibernéticos creían que el cerebro humano procesaba asimismo información, era natural para ellos usar la computadora como metáfora del cerebro e incluso de la mente. (…)

 Los científicos informáticos contribuyeron significativamente al firme establecimiento del dogma del proceso de información al utilizar palabras tale como “inteligencia”, “memoria” y “lenguaje” para describir a las computadoras, lo que ha inducido a la mayoría de personas -incluyendo a lo mismos científicos- a pensar que dichos  términos se refieren a los equivalentes y bien conocidos fenómenos humanos. Esto, no obstante, es un grave malentendido que ha ayudado a perpetuar e incluso a reforzar la imagen Cartesiana de los seres humanos como maquinas.

Recientes progresos de la ciencia cognitiva han dejado claro que la inteligencia humana es radicalmente distinta a la inteligencia de las maquina o inteligencia “artificial”. El sistema nervioso humano no procesa información alguna -en sentido de discretos elementos prefabricados existentes en  el  mundo exterior, listos para ser atrapados por el sistema cognitivo- sino que interactúa con el entorno por medio de una constante modulación de su estructura. Es más, los neurocientificos han encontrado serias evidencias de que la inteligencia, la memoria y las decisiones humanas no son nunca enteramente racionales, sino que siempre están influenciadas por emociones, como sabemos por propia experiencia. Nuestro pensamiento está siempre acompañado por sensaciones y procesos corporales, y aunque a menudo tendamos a intentar suprimirlos, pensamos también con nuestro cuerpo. Puesto que los ordenadores carecen de tal cuerpo, los verdaderos problemas humanos siempre permanecerán extraños a su inteligencia.
Estas consideraciones implican que ciertas tareas no deberían confiarse jamás a los ordenadores. (…)
Debido a su vinculo con la ciencia mecanicista y a sus fuertes conexiones con lo militar, la cibernética disfrutó de enorme prestigio entre el mundo científico desde sus inicios. A lo largo de los años, este prestigio se incrementó todavía más a medida que los ordenadores proliferaban por todos los estratos de la comunidad industrial, llevando profundos cambios a cada área de nuestras vidas. Norbert  Wiener predijo estos cambios -que han sido a menudo equiparados a una segunda revolución industrial- durante los primeros años de la cibernética. Más aun, percibió claramente el lado oscuro de la nueva tecnología que había ayudado a crear.
Aquellos de entre nosotros que han contribuido a la nueva ciencia de la cibernética (…) nos hallamos en una situación moral que no es, por decirlo suavemente, muy confortable. Hemos contribuido al inicio de una nueva ciencia que… combina desarrollos técnicos con grandes posibilidades para el bien y para el mal.
No debemos olvidar que la máquina automática (…) es el equivalente exacto del trabajo de esclavos. Toda mano de obra que deba competir con el trabajo de esclavos, deberá aceptar las condiciones económicas de este. Está perfectamente claro que esto producirá una situación de desempleo, en comparación con la cua,l la recesión actual e incluso la depresión de los años treinta parecerán bromas graciosas.”  (Pronunciado por Wiener en el año 1950)
Resulta evidente en este y en otros pasajes similares de los escritos de Wiener, que este mostraba mucha mayor sabiduría y visión en su valoración del impacto social de los ordenadores que sus sucesores. Hoy cuarenta años después, los ordenadores y muchas otras “tecnologías de la información” desarrolladas en este lapso se convierten rápidamente en autónomas y totalitarias, redefiniendo nuestros conceptos básicos y eliminando puntos de vista alternativos. Cada vez más, toda forma de cultura queda subordinada a la tecnología, y la innovación tecnológica, más que el aumento del bienestar humano, se ha convertido en sinónimo de progreso.
El empobrecimiento espiritual y la pérdida de diversidad cultural derivados del uso excesivo de  ordenadores, es especialmente grave en el campo de la educación.  (…)
La utilización de ordenadores en la enseñanza se ensalza a menudo como una revolución que transformará virtualmente cada faceta del proceso educativo. Esta visión está fuertemente promocionada por la industria de la informática, que anima a los maestros a utilizar ordenadores como herramientas educativas a todos los niveles -¡incluso en el jardín de infancia y en preescolar!-, sin ni siquiera mencionar los muchos efectos perniciosos que semejantes prácticas irresponsables pueden causar.
El uso de ordenadores en la escuela está basado en la ya desfasada visión de los seres humanos como procesadores de información, que refuerza a su vez constantemente erróneos conceptos mecanicistas sobre pensamiento, conocimiento y comunicación. La información es presentada como la base del pensamiento mientras que, en realidad, la mente humana piensa con ideas, no con información.
Resulta también importante destacar que el lenguaje empleado por los científicos e ingenieros informáticos está lleno de metáforas derivadas de lo militar -“comando”, “escape”, “blindado”, “piloto”, “objetivo”, etc.-, lo que introduce desviaciones culturales, refuerza estereotipos e inhibe a ciertos grupos, incluyendo a las chicas más jóvenes en edad escolar, de una plena participación en la experiencia educativa. Un motivo adicional de preocupación, íntimamente relacionado con lo expuesto, es la violencia y la naturaleza militarista de la mayoría de los juegos de ordenador.
Tras dominar la investigación cerebral y la ciencia cognitiva durante treinta años y haber creado un paradigma de tecnología ampliamente extendido aun en nuestros días, el dogma del proceso de información se vio por fin seriamente cuestionado. Durante la etapa pionera de la cibernética, se habían planteado ya argumentos críticos como, por ejemplo, que en los cerebros reales no existen reglas, no hay un procesador central lógico y la información no se almacena localmente. Los cerebros parecen operar sobre la base de la conectividad masiva, almacenando la información distributivamente y manifestando una capacidad autoorganizadora imposible de hallar en los ordenadores. No obstante, estas ideas alternativas se vieron eclipsadas por la visión informaticista dominante hasta que resurgieron durante los años setenta, en que los pensadores sistémicos quedaron fascinados por un nuevo fenómeno con un nombre evocador: la autoorganización.  
(Resumen extraído del libro “La Trama De La Vida” de Fritjof Capra 1996)  
No estamos en contra de los ordenadores, pero no debemos olvidar que no somos maquinas, que no se nos puede sanar con repuestos. Somos mucho más complejos y misteriosos. Ninguna maquina puede alcanzar nuestra sabiduría.
Nis
asociación EVO
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